viernes, febrero 24, 2012

Sobre españolitos por el mundo

La mayoría de las cosas que leo ultimamente me llevan a indignarme. Pero en la indignación, como en todo, existen una serie de grados. Uno de los grados de indignación más altos que he alcanzado en mucho tiempo se lo ha llevado un artículo que apareció hace unos días en la sección de sociedad de El País. El tema central del mismo eran los españoles que, cansados de la crisis que asola a Europa en general y a España en particular, que llevan mucho tiempo en paro y no encuentran ni donde caerse muertos en esta nuestra patria, han decidido emigrar a labrarse un futuro fuera. En este caso "fuera" hace referencia a Noruega, aunque supongo que podría extrapolarse a otros países de la Unión Europea como Inglaterra entre otros, aunque parece ser que el problema es que estos aventureros eligieron viajar a Noruega porque salió en Españoles por el mundo. El artículo rezumaba resentimiento y compasión hacia los pobres compatriotas que están padeciendo el exilio de su querida patria (y nótese el sarcasmo), aunque a mí, como ya he comentado, sólo se me llevaron los demonios. 

Y alguien avispado se preguntará qué tengo yo en contra de los pobres emigrantes que se van a buscarse el pan allende nuestras fronteras. Pues contra esos no tengo nada, siempre que actúen con coherencia. Pero contra los miserables del artículo sí que tengo algo que decir. Ya resulta bastante llamativo que la gente decida su destino en función a un programa de televisión. Incluso el artículo relata cómo alguno tomó la decisión de marcharse mientras se tomaba unas cañas en el bar. Resulta sorprendente que alguien que está en paro y agobiado con la hipoteca (como parece que están todos los españoles que se citan en el susodicho periódico) tenga tiempo, dinero y ganas para perderlos en un bar en vez de estar buscando trabajo. Que sí, que están las cosas difíciles y que yo mejor que nadie debería saber lo frustrante que es ir de página en página de búsqueda de trabajos por Internet para ver cómo te rechazan sistemáticamente de toda oferta, o andar pateándose las calles mendigando un trabajo CV en mano y ver cómo en muchos sitios te dicen que no se lo des, que no hay trabajo y punto. Pero si están tan en la cuerda floja como parece dar a entender el autor del artículo, no me explico esa parsimonia y esa dejadez. 

Y no sólo está el hecho de que se decidieran por el destino por el conocido programa de televisión, que puede estar bien, te da una primera impresión de cómo se vive, las costumbres, etcétera. Pero si yo me fuera a vivir a un país me cuidaría mucho de investigar primero todo lo investigable sobre el país (y no sólo las bondades que siempre te cuentan en la tele, que parecen querer dar a entender que en cualquier sitio estarás mejor que donde estás). Por ejemplo me informaría del idioma oficial y, en caso de ser diferente de lo que conozco, que suele ser español y algo de inglés en la mayoría de los casos (aunque he de asumir que los personajes del artículo saben español a duras penas) ser autocrítica y plantearme si podría apañarme con el inglés, al menos al principio. Pero esta "gente" no. Parece que esta gente piensa que en el resto de Europa todo el mundo sabe español. En todo caso, deben de pensar que uno aprende un idioma en una tarde y mil palabras, como dice el conocido eslogan publicitario. Pues mira, va a ser que no. Y aunque así fuera, más te convendría aprender lo básico en tu propio país antes de verte perdido en un sitio desconocido donde nadie o casi nadie va a poder ayudarte. Más sorprendente resulta, si cabe, que alguno de ellos, según nos comenta el autor, fueron sin ni siquiera tener un alojamiento para pasar los primeros días en Noruega. "Yo me voy y ya veré allí dónde me caigo muerto" debieron pensar. ¿Es que están imbéciles? Parece que llevan el cartel de vagabundos escrito en la frente.

Y lo que menos me sorprende del artículo es la parte que se refiere a las titulaciones con las que se supone que va la gente. Curiosamente, son todos seres surgidos tras la caída del ladrillo español: albañiles, algún que otro electricista... Me los imagino viendo en "Españoles por el mundo" a un ingeniero presumiendo de su alto salario, y a estos seres del inframundo pensando, mientras se toman su caña en el bar, que si un "pringao" de esos con carrera (que aquí en España salen a mil euros al mes y eso el que tiene suerte) está ganando un dineral por "estar todo el tiempo sentado sin hacer nada" ellos, que son albañiles y que saben lo que es el trabajo físico y que además aquí ganaban una pasta, van a comerse el mundo y van a suplicarles por su trabajo de gran calidad. Y cuando llegan allí, sorpresa: todo está construido en madera. ¡Sorpresa! No es un país de pandereta como España, a lo mejor deberías de haber pensado el por qué de su buena economía, so payaso. Eso te pasa por informarte tan bien sobre el país al que quieres irte.

Y no sigo porque me caliento, y mucho. En definitiva y resumiendo, el texto era una triste manera de dar un mensaje a entender a los lectores que estuvieran planteándose irse fuera de este país de pandereta a buscar un futuro mejor. Parecía gritar a los cuatro vientos "no te vayas, para qué, mira cómo están estos pobrecitos que ya lo intentaron, pobres de pedir en Noruega, pasando frío y sin la más mínima ayuda". Hay que joderse, ¡si hasta les ofrecen retorno gratis! (lo que me lleva a pensar hasta en la incorrección del título del artículo). Si se quedan ahí es porque quieren. Quizás es que prefieren estar mendigando allí que en sus pueblos, que en estos les conocen y se podrían reír de ellos. 

Y luego, por otra parte, estamos los que nos queremos ir a toda costa, yo concretamente tengo ese sentimiento desde que acabé la carrera (e incluso un poco antes) allá por el 2008. Pero como pienso que la cosa no es tan fácil como sin duda pensaron estos elementos descritos en el artículo, he decidido quedarme y ampliar estudios con una tesis doctoral que me había jurado no hacer. Escuchando más tiempo el inglés que casi el español y que me ha permitido tener un dominio del idioma que ya quisiera la mayoría y buscando huecos libres para mejorar el alemán. Y con todo y con eso dudo que alguien me quisiera, ni dentro ni fuera. Eso me pasa por no haber recibido más que palos. Si me hubiese dedicado al ladrillo, ahora mismo andaría mendigando por la primera ciudad que hubiese visto en españoles por el mundo.