viernes, febrero 24, 2012

Sobre españolitos por el mundo

La mayoría de las cosas que leo ultimamente me llevan a indignarme. Pero en la indignación, como en todo, existen una serie de grados. Uno de los grados de indignación más altos que he alcanzado en mucho tiempo se lo ha llevado un artículo que apareció hace unos días en la sección de sociedad de El País. El tema central del mismo eran los españoles que, cansados de la crisis que asola a Europa en general y a España en particular, que llevan mucho tiempo en paro y no encuentran ni donde caerse muertos en esta nuestra patria, han decidido emigrar a labrarse un futuro fuera. En este caso "fuera" hace referencia a Noruega, aunque supongo que podría extrapolarse a otros países de la Unión Europea como Inglaterra entre otros, aunque parece ser que el problema es que estos aventureros eligieron viajar a Noruega porque salió en Españoles por el mundo. El artículo rezumaba resentimiento y compasión hacia los pobres compatriotas que están padeciendo el exilio de su querida patria (y nótese el sarcasmo), aunque a mí, como ya he comentado, sólo se me llevaron los demonios. 

Y alguien avispado se preguntará qué tengo yo en contra de los pobres emigrantes que se van a buscarse el pan allende nuestras fronteras. Pues contra esos no tengo nada, siempre que actúen con coherencia. Pero contra los miserables del artículo sí que tengo algo que decir. Ya resulta bastante llamativo que la gente decida su destino en función a un programa de televisión. Incluso el artículo relata cómo alguno tomó la decisión de marcharse mientras se tomaba unas cañas en el bar. Resulta sorprendente que alguien que está en paro y agobiado con la hipoteca (como parece que están todos los españoles que se citan en el susodicho periódico) tenga tiempo, dinero y ganas para perderlos en un bar en vez de estar buscando trabajo. Que sí, que están las cosas difíciles y que yo mejor que nadie debería saber lo frustrante que es ir de página en página de búsqueda de trabajos por Internet para ver cómo te rechazan sistemáticamente de toda oferta, o andar pateándose las calles mendigando un trabajo CV en mano y ver cómo en muchos sitios te dicen que no se lo des, que no hay trabajo y punto. Pero si están tan en la cuerda floja como parece dar a entender el autor del artículo, no me explico esa parsimonia y esa dejadez. 

Y no sólo está el hecho de que se decidieran por el destino por el conocido programa de televisión, que puede estar bien, te da una primera impresión de cómo se vive, las costumbres, etcétera. Pero si yo me fuera a vivir a un país me cuidaría mucho de investigar primero todo lo investigable sobre el país (y no sólo las bondades que siempre te cuentan en la tele, que parecen querer dar a entender que en cualquier sitio estarás mejor que donde estás). Por ejemplo me informaría del idioma oficial y, en caso de ser diferente de lo que conozco, que suele ser español y algo de inglés en la mayoría de los casos (aunque he de asumir que los personajes del artículo saben español a duras penas) ser autocrítica y plantearme si podría apañarme con el inglés, al menos al principio. Pero esta "gente" no. Parece que esta gente piensa que en el resto de Europa todo el mundo sabe español. En todo caso, deben de pensar que uno aprende un idioma en una tarde y mil palabras, como dice el conocido eslogan publicitario. Pues mira, va a ser que no. Y aunque así fuera, más te convendría aprender lo básico en tu propio país antes de verte perdido en un sitio desconocido donde nadie o casi nadie va a poder ayudarte. Más sorprendente resulta, si cabe, que alguno de ellos, según nos comenta el autor, fueron sin ni siquiera tener un alojamiento para pasar los primeros días en Noruega. "Yo me voy y ya veré allí dónde me caigo muerto" debieron pensar. ¿Es que están imbéciles? Parece que llevan el cartel de vagabundos escrito en la frente.

Y lo que menos me sorprende del artículo es la parte que se refiere a las titulaciones con las que se supone que va la gente. Curiosamente, son todos seres surgidos tras la caída del ladrillo español: albañiles, algún que otro electricista... Me los imagino viendo en "Españoles por el mundo" a un ingeniero presumiendo de su alto salario, y a estos seres del inframundo pensando, mientras se toman su caña en el bar, que si un "pringao" de esos con carrera (que aquí en España salen a mil euros al mes y eso el que tiene suerte) está ganando un dineral por "estar todo el tiempo sentado sin hacer nada" ellos, que son albañiles y que saben lo que es el trabajo físico y que además aquí ganaban una pasta, van a comerse el mundo y van a suplicarles por su trabajo de gran calidad. Y cuando llegan allí, sorpresa: todo está construido en madera. ¡Sorpresa! No es un país de pandereta como España, a lo mejor deberías de haber pensado el por qué de su buena economía, so payaso. Eso te pasa por informarte tan bien sobre el país al que quieres irte.

Y no sigo porque me caliento, y mucho. En definitiva y resumiendo, el texto era una triste manera de dar un mensaje a entender a los lectores que estuvieran planteándose irse fuera de este país de pandereta a buscar un futuro mejor. Parecía gritar a los cuatro vientos "no te vayas, para qué, mira cómo están estos pobrecitos que ya lo intentaron, pobres de pedir en Noruega, pasando frío y sin la más mínima ayuda". Hay que joderse, ¡si hasta les ofrecen retorno gratis! (lo que me lleva a pensar hasta en la incorrección del título del artículo). Si se quedan ahí es porque quieren. Quizás es que prefieren estar mendigando allí que en sus pueblos, que en estos les conocen y se podrían reír de ellos. 

Y luego, por otra parte, estamos los que nos queremos ir a toda costa, yo concretamente tengo ese sentimiento desde que acabé la carrera (e incluso un poco antes) allá por el 2008. Pero como pienso que la cosa no es tan fácil como sin duda pensaron estos elementos descritos en el artículo, he decidido quedarme y ampliar estudios con una tesis doctoral que me había jurado no hacer. Escuchando más tiempo el inglés que casi el español y que me ha permitido tener un dominio del idioma que ya quisiera la mayoría y buscando huecos libres para mejorar el alemán. Y con todo y con eso dudo que alguien me quisiera, ni dentro ni fuera. Eso me pasa por no haber recibido más que palos. Si me hubiese dedicado al ladrillo, ahora mismo andaría mendigando por la primera ciudad que hubiese visto en españoles por el mundo. 

martes, julio 12, 2011

Viaje al poder... de la mente?

Hoy vengo crítica, concretamente sobre un libro, a pesar de que no soy muy dada a hacer tales cosas en este mi blog. Pero el último libro que me he leído, Viaje al poder de la mente de Punset bien merece tal cosa. El hecho de ser (de alguna manera) científica, sumado a no haber oído más que alagos de este buen hombre, parejo al hecho de la gran fama que ha suscitado recientemente, me llevaron el otro día mientras visitaba la feria del libro a comprarme este (y otro) libro del susodicho autor. Y sólo puedo decir que en qué hora me los compré. He de admitir que no he visto Redes nunca y que es posible que mi opinión venga sesgada de la lectura de un único libro, que casualmente es el último escrito por un hombre de edad respetable y por lo tanto, no sea la mejor elección para el tema de las primeras impresiones, pero sinceramente no me he quedado con ganas de saber más sobre el tema, porque por un lado me cabreo de que esa literatura sea calificada como divulgación científica, y porque me aburrí sincera y soberanamente con el libro, tanto que casi llego a dejarlo, cosa que no he hecho nunca excepto, que recuerde, en una ocasión (mi máxima es: libro que empiezo, libro que termino). 


miércoles, junio 15, 2011

Días de desidia y hastío

Cuando uno está en la mierda, siempre piensa que no se puede ir a peor. Pero parece que siempre se puede ir a peor. Esa es al menos la principal experiencia que podría sacar de la vida. Vengo, para no variar, cargada de ánimos y optimista como siempre. Hace ya más de tres años y medio que estaba en proceso de poner el culo trabajando gratis en algo que ni me iba ni me venía, en resumen, la tesis doctoral, que hacía mucho tiempo sabía que no quería hacer. Y cuando lo dejé me juré que no volvería a cometer semejante error con mi vida, que vaya, antes muerta que repetir esa experiencia. Pero dos años después, y vistas las expectativas de futuro y laborales que hay en este maravilloso (notese el sarcasmo) país, caí de nuevo. 

Y dicho esto, aquí me ando, habiendo pasado casi un año en este mar tempestuoso que es la investigación y, particularmente la tesis doctoral. Y he de decir que, lo que en un principio no parecía tan malo, esta llegando a convertirse en un infierno en vida. Supongo que parecerá que exagero. Y es posible que lo haga. Creo que todo el mundo tiene días en los que piensa que es mejor no haberse levantado de la cama, cosa perfectamente normal. El problema de verdad se plantea cuando no pasa un solo día en el que no sientas que estás perdiendo el tiempo, y que efectivamente más te valdría quedarte durmiendo en casa.

Al principio, cuando evaluaba los pros y los contras de la situación en la que estaba a punto de embarcarme, solo veía pros. Estaba cerca de casa y tardaba casi nada en llegar (al contrario de lo que me pasaba en el anterior intento, en el que estaba a dos horas de ida + dos horas de vuelta del trabajo), me pagaban desde el principio, y hasta venía con máster gratis incluido, que quieras que no viene bien en un país con cierta tendencia a la titulitis (y ni te cuento en otros países, si se diera el caso). Entre los contras, quizás cabría señalar el miedo inevitable que sentí después de aquel primer intento fallido. Pero bueno, que mas daba, la situación no era comparable. Así que allá me lance. 

Siempre pensé que hacer el doctorado me iba a llenar de responsabilidades que no estaba segura de querer aceptar. Supongo que, en definitiva, eso es lo que debería de estar aprendiendo, y para lo que debería de estar entrenándome. Cosa que, si le echas coj**es para aceptar lo que supone eso, debería de "molar" (al final todos soñamos con tener la idea feliz que permita encontrar la vacuna contra el SIDA). Pero lo cierto, al menos en mi caso, es que no esta siendo así. Lo que hago la mayoría del tiempo son cosas que podría hacer hasta un mono con pipeta, título muy descriptivo adoptado por un amigo para definir a todo aquel que tiene una tarea monótona y aburrida en la que no se necesita pensar nada. Y aun así doy gracias el día en que tengo algo que hacer. Hay días, como bien podría ser hoy y que muchas veces amenazan en convertirse en semanas, en las que no tengo nada que hacer. Uno podría pensar que es una suerte estar sin hacer nada, mirando a la pared, mientras el bendito Gobierno te paga tu salario cada mes. Pero, al menos para mi, nada mas lejos de la realidad. Simplemente soy incapaz de soportarlo. Mi tiempo se pierde en un sitio donde no quiero estar, donde nunca llega el sol (porque vivo "enterrada en vida" en un sótano, y con la sensación de que no voy a aguantar para nada estos tres años que me quedan, y que mas me vale dar gracias a mi paciencia si es que cada día consigo levantarme para volver a esta rutina intolerable. Así que sí, siempre puede ser peor. Desde luego y con esta perspectiva, a mejor parece difícil. 

miércoles, febrero 16, 2011

Mudanza, mudanza... y más mudanza

Ayer leía en el periódico que los españoles tardamos cada vez más en independizarnos, concretamente la media se sitúa en 28 años para las mujeres y 30 para los hombres. Pues bien, parece ser que yo me voy a adelantar a esa media en un añito, puesto que mi chico y yo ya tenemos reservado piso y entramos a vivir en él en marzo. Ciertamente, cuando me imaginaba una mudanza me venía a la cabeza algo tremendamente laborioso, como bien puede serlo sacar todas las pertenencias de un sitio para ponerlas en otro. Aunque creo que todas mis expectativas se han quedado cortas. Y no sólo a nivel de agotamiento físico, sino también económico. En ambos casos se juntan aquellas compras que yo asumía como de "mera necesidad" cuando entras a vivir en un lugar nuevo, como cubiertos, sábanas, toallas, etc., amén de la comida; con el no poco trivial hecho de que la casa en cuestión tiene carencia de algunos utensilios básicos en la vida actual, como son microondas o colchón (que alguien me de una bala de paja, que hago un apaño, oigan). Todo esto hace que el total de las compras sumen una cifra de vértigo. Pero no sólo eso, no todo se arregla a golpe de talonario. Hay que tener en cuenta que también queremos tener una casa bonita, así que llevamos unos cuantos días visitando tiendas de decoración y rompiéndonos la cabeza pensando qué cosas pegan con qué otras (y teniendo en cuenta los muebles que hay), y una vez elegidos los candidatos, decantarse por uno. Simplemente agotador. Así que están a punto de saltarme los plomos. u_u

martes, noviembre 16, 2010

El fraude de los másteres oficiales

Hoy tengo en el punto de mira los másteres oficiales interuniversitarios, y de una manera más general, al plan Bolonia. Dicen los sabios que no se puede criticar algo sin concerlo, y si bien el renombrado y polémico plan Bolonia y sus grados estuvieron relativamente lejos de afectarme (bueno, al menos directamente) sí lo ha hecho lo que viene después: los másteres oficiales. Porque soy estudiante de doctorado. Y ya el doctorado tampoco es lo que era. Antes tenías dos años de supuesta formación, el DEA (Diploma de Estudios Avanzados), que básicamente eran una serie de charlas y prácticas destinadas a enfrentarte a una segunda etapa, la investigadora propiamente dicha, durante otros dos años. 

Pero ahora se respiran aires de cambio. Bolonia está aquí y no sólo en los grados. También consiguió modificar el anticuado sistema de doctorado. Y ahora los cursos doctorales han sido sustituidos por másteres oficiales. Uno puede pensar que es una buena idea, se hace en un año lo mismo que antes se hacía en dos. Yo, que he visto ambos mundos, hubiera preferido los cursos de doctorado. Quizás en el pasado los que pensaron cómo sería Bolonia tuvieran bonitos propósitos. Para mí se han quedado en eso, en propósitos. 

Cuando uno piensa en hacer un máster universitario piensa en profundizar en cosas que hasta ese momento han sido bastante superficiales. Al menos esa es la idea que tengo yo al respecto. El máster universitario que estoy dando, que por cierto cuesta una friolera de 2.000 euros, pretende sin embargo ser un repaso a lo ya ampliamente visto en la carrera. Consta de 70 profesores (más que alumnos), de forma que no repetimos apenas nunca. Algunos de ellos están más motivados, otros se nota que simplemente lo hacen por el número de tres cifras (no quiero precisar más) que se llevan con cada sesión. Presentaciones redactadas el día anterior, datos erróneos, incluso confusos, son la tónica de cada día. Han llegado a decirnos que, con el dineral que hemos pagado, cómo no íbamos a aprobar (allá cada cual como lo interprete). Otros, como no tienen ganas de corregir, nos dicen las preguntas que caerán en el examen (porque a estas alturas se retoman los exámenes, mas los trabajos, que son el pilar básico de Bolonia claro); mientras que otros más prácticos pasan hasta de corregir trabajos obligándonos a ir a unas conferencias que coinciden con horas de clase (y que por cierto son de asistencia obligatoria, ¿qué hago, me desdoblo?). Y ya si el máster es interuniversitario, como en mi caso, prepárate: coordinación nula entre universidades (cada una a su aire), sin saber dónde te tocará ir al día siguiente (porque se dan todas las asignaturas en diferentes universidades "para facilitar los desplazamientos", dicen, y yo digo que no se lo creen ni ellos, y con el peregrinaje de casi dos horas al día, porque sí, nos facilitan los desplazamientos una barbaridad. Para colmo, y como ya he avanzado, el nivel es lamentable: cosas que ya hemos dado explicadas deprisa y corriendo, asignaturas de 4 meses de la licenciatura resumidas en 4 horas de clase intensiva cada día. Y ahora yo me pregunto: como esto está planeado ya para los nuevos alumnos procedentes de grado, me pregunto ¿cuál es el nivel con que esperan salir esos desdichados?. En fin, el tiempo lo dirá. Yo mientras recurriré a los apuntes de la carrera, puesto que me fío más de ellos. Pero en mi opinión el ministerio (que es el que paga mi matrícula) está tirando el dinero a la basura. Y así va España. Aquí, los ideales bonitos y nobles siempre quedan en palabras.

Y de consuelo, ¿qué nos queda? Pues simplemente contar los días para acabar con la tortura, y esperar a final de mes, que al menos me pagan por soportar esto.

viernes, octubre 01, 2010

New York, New York

"Anoche soñé que había vuelto a New York". Y es que es un sueño que se repite constantemente. 

Hoy se cumple justo un año desde que fui a Nueva York. Concretamente ahora, por aquellas fechas, estaría sobrevolando algún lugar del Atlántico. Ya casi se me han olvidado los días previos, de nerviosismo, de preguntarme qué pasaría, y también de los primeros días en los que apenas me atrevía a salir del apartamento. Y es que esta ha sido la primera ocasión en que me aventuro a irme sola a otra ciudad en otro continente, a casi 8.000 kilómetros de distancia. Todo por las famosas becas MEC, aprendiendo inglés en un país angloparlante. He de decir que los dos meses previos a la partida fueron una preocupación constante, porque no encontraba piso y veía que se me acababa el tiempo. No quería ir a Brooklyn, porque aunque me dijeron que era seguro, asustaba verlo. Finalmente encontré una habitación compartida con la dueña de la casa en el Upper West Side, calle 82 en un punto intermedio entre Central Park (y el American Museum of Natural History) y Broadway. Cuando le pregunté a los que habían ido a Nueva York si era mala zona, se rieron y me dijeron que no, que era bastante pija. Y así era, tanto que los supermercados de la zona eran bastante caros XD.

La luna y el Empire State Building
Dicen que Nueva York es una ciudad que puede enamorarte o puedes llegar a odiarla. En mi caso me sucedió lo primero. Y es que, a pesar del miedo que pasé los primeros días (estaba sola en una ciudad desconocida, con otro idioma, y por aquellos entonces mi nivel de inglés, sobre todo hablado, era cercano a cero) tuve la suerte de tener por compañera de apartamento y casera a una bellísima persona. Ella me sirvió de guía y hasta de intérprete los primeros días, a pesar de que no entendía ni una palabra de español (a veces entendía mis chapurreos en inglés). La mujer se asombró, por ejemplo. de que no tuviera un laptop, y en cuanto le dije que venía con la intención de comprarme uno con la intención de comunicarme con mi familia y principalmente con mi novio, se desvivió ayudándome a buscar el modelo que quería: me acompañó por todo Manhattan bucándolo, y cuando le dijeron que el único establecimiento donde lo tenían estaba en el Bronx, se decidió (aunque el no way que regaló al dependiente indicara lo contrario) a acompañarme con tal de no quedarme sin él. Recuerdo que fue en sábado cuando me acompañó al Bronx, y esa fue la primera vez que estuve en el metro de Nueva York, una de las pocas cosas que no echo de menos (y eso que no llegué a ver las hordas de ratas que dicen que habitan en él). Gracias al viajecito al Bronx perdí el miedo al suburbano, y es que anteriormente había intentado pagar la Metrocard, algo parecido al bono-transporte de aquí, y creo que topé con los funcionarios más bordes de todo Manhattan, cosa que me achantó bastante. Además me habían metido miedo con el funcionamiento de algunas líneas, puesto que allí no todos los trenes paran en todas las paradas y temía acabar atrapada en el metro hacia una parada digamos... regulera. 

Downtown Manhattan, desde el Empire State
Los días que siguieron fueron mejor, empecé a irme de visita de aquí para allá por las tardes, ya que por las mañanas tenía el curso de inglés en la escuela que estaba a los pies del Empire State. Esos días fueron los que más me cundieron en cuanto a visitas de edificios y monumentos "históricos": mi primera visita a Times Square (algo desvirtuada por el hecho de haber ido de día), Central Park (mi rincón favorito de Manhattan), el ferry a Staten Island para ver de lejos la Estatua de la Libertad, el Edificio Chrysler, Grand Central Station, el edificio de la ONU, compras en Cenruty 21, una misa Gospel en Harlem con unos amigos que vinieron a pasar unos días a la Gran Manzana, etc. Y todo fue casi perfecto cuando por fin vino mi novio, cuando ya llevaba dos semanas allí. Lo único que fastidió el momento fue el hecho de que solo me quedaban dos semanas y que cuando me volviera iba a estar aquí un mes sola, ya que él se quedó allí por un mes más. Mi casera me dijo que tenía que haberle dicho que iba a venir mi novio, que podría haberse quedado en el apartamento conmigo y no haber tenido que alquilar otra cosa aparte. Me cuesta imaginar a un español tan hospitalario como ella, la verdad.

Durante las dos últimas semanas aproveché para visitar todos aquellos museos, que por su tamaño no podían ser visitados en una tarde, ya que el curso de inglés terminó para mí una semana antes de volver a España con una despedida bucólica: remando con los compañeros del curso en uno de los lagos de Central Park. También aproveché el cambio euro-dólar para comprar cosas que aquí no podría haberme permitido, como un iPod (adquirido en el AppleStore de la quinta avenida), ropa (duty free, porque allí si la factura no pasa de 150 dólares no tienes que pagar el IVA), el ya mencionado laptop, etc. Decir que fui con una maleta medio llena y otra prácticamente vacía y volví con las dos a rebosar. 

Miss Liberty
Una de las cosas que recuerdo con especial admiración fue el brunch (de breakfast+lunch). Es una comida que se hace lo bastante tarde como para no ser un desayuno ni lo suficientemente temprano para considerarse comida y que se hace como "tradición" los fines de semana, especialmente el domingo. Mi novio y yo elegimos para nuestro brunch, el primer fin de semana que estuvimos juntos, un lugar llamado Sarabeth's, cercano a mi casa. Nos dijeron que había que esperar para conseguir mesa, unos 45 minutos. Nos fuimos a dar una vuelta y al final, cuando volvimos, nos dijeron que ya nos habían llamado. Yo pensaba que nos volverían a dejar para el final de la lista, como yo creo que harían en cualquier sitio en España. Pero no. Nos "colaron" a la primera mesa libre que quedó. El menú, por otra parte, era digno de admiración. Tenían todo tipo de tortillas, gofres, tostadas, zumos etc, además de refill de café (me llenaron la taza al menos cuatro veces). Sobra decir que nos pusimos hasta arriba de comer y que no salió demasiado caro, porque encima, y como tardaron mucho en traernos la comida (unos 5-10 minutos), ¡¡Nos invitaron a las bebidas!! Mucho tendrían que aprender los hosteleros en España. Y como nos encantó el lugar, al siguiente domingo (1 de noviembre), mi último día en New York City, volvimos a ir, esta vez sin incidentes. Se puede decir que este fue uno de mis últimos recuerdos de la ciudad, y que pese a la calidad de la comida y del servicio, cada vez que recuerdo aquel sitio siento ganas de llorar. Porque unas horas después estaba cogiendo el coche que me llevaba al JFK de vuelta a España, despidiéndome no solo de la ciudad, sino también de mi novio que se quedaba allí otro mes. Y en España. ¿qué me esperaba? Volver a mi dependencia en casa de mis padres, la eterna búsqueda de empleo y a la desesperación de no encontrarlo. 

Y esta es, muy resumida mi historia en New York City. No sé qué fue exactamente lo que hizo que la ciudad me gustara tanto. Quizás fue simplemente eso, la independencia y libertad que tenía allí y que aquí aún no he llegado a experimentar, o la amabilidad de la gente por allí (cuando sales fuera te das cuenta de por qué dicen que los españoles somos muy bruscos), o simplemente por tener algo que hacer, aunque sólo fuera asistir un curso de inglés. Puede que fuera un poco por todo. Nueva York fue como un islote que encontré en medio de un océano de desesperación, depresión y de buscar algo que nunca he llegado a encontrar. Es cierto que ahora estoy mejor que entonces, aunque no del todo bien. Espero que el esfuerzo de estar en un sitio donde no estoy convencida de estar sirva al menos para, en un futuro, acercarme un poquito más a New York.

Escuchando: R.E.M. - Leaving New York (la escucho y veo el vídeo y siento ganas de llorar).


martes, agosto 17, 2010

Mi primer avistamiento "ovni" :D

De un tiempo a esta parte, sobre todo desde que mi nenito me regaló la Canon 450D por mi cumpleaños pasado, tengo la buena (o mala, según se mire) costumbre de mirar por la ventana a la hora del atardecer, por si acaso hay una bonita puesta de sol que merezca la pena fotografiar. Ese es el motivo que me ha llevado esta tarde a estar mirando por la ventana cuando un objeto volador no identificado (al menos por mí) ha entrado en mi campo de visión. A simple vista se trataba de un pequeño punto que iba ascendiendo. La proximidad de mi casa a Barajas me ha llevado a pensar en la conclusión obvia a tal evento: que se trataría de un avión despegando. Aunque en realidad no parecía ser el caso que nos ocupa aquí, lo primero porque ascendía con extrema lentitud, y lo segundo es que en realidad iba aproximándose al aeropuerto, y no al revés como cabría esperar de un avión despegando de allí. Otro buen motivo para desconfiar creo que ha sido la falta de luces y la de brillo esperado a esa hora de la tarde. Este derroche de lógica aplastante me ha llevado a desechar mi primera hipótesis y a buscar unos prismáticos por la casa. He tenido la suerte de encontrar los que le regaló mi padre a mi madre por su cumpleaños (parece que el post de hoy tiene que ver más con regalos que otra cosa :D), así que he ido con ellos en busca del misterioso objeto. Para mi sorpresa, se trataba de un pepino volante. Loca me llamaréis, y sin duda estaréis en lo cierto, porque desde luego no puedo echar la culpa a los psicotrópicos, dado que no tomo, a no ser que mi madre me los encubra sutilmente en las cosas que cocina (hago bien en prepararme mi propia comida, la mayoría de las veces XD). Sea como sea, lo que mis ojos han visto ha sido un objeto negro, alargado, con dos lóbulos separados entre ellos por una constricción apenas perceptible (vamos, como un pepino pseudoaplastado). Era algo similar a un globo aerostático, sin la separación que hay en ellos entre el globo propiamente dicho y la barquilla, sino que era un continuo de material negro. Si alguna vez me hubieran preguntado cómo sería una nave espacial, creo que esa es la última imagen que hubiera venido a mi cabeza, ¿extraterrestres viniendo a nuestro planeta en pepinos volantes? ¡JA! 
Después de unos segundos de observación, alrededor de medio minuto como mucho, me he vuelto a mirar algo en mi habitación y al volver a dirigir la mirada al cielo, ya no estaba. ¿Se ocultó detrás de una nube? No había ninguna en las proximidades. 
Después de un rato meditando, he llegado a la conclusión de que he visto un globo sonda meteorológico. Gracias a Google Images he conseguido corroborar mis sospechas, ya que he encontrado un objeto bastante parecido a lo que he visto yo. Aunque a diferencia de ese "ovni", este era más alargado y completamente negro hasta donde he podido observar gracias a los prismáticos, porque la verdad es que estaba lejos. Lo único que me queda por resolver es qué ha pasado con él en el escaso tiempo que he estado sin mirar. Quizás se haya pinchado y haya caido a plomo, ¿no? Todo puede suceder... Ahora bien, si mañana leo alguna noticia de avistamiento de hombrecillos verdes de ojos saltones, quizás me replantee esta hipótesis meteorológica, jeje.
Si alguien más lo ha visto y puede aportar más detalles, estaré encantada de escuchar sus testimonios... Al fin y al cabo, si muchos ven lo mismo parece que están menos locos, o eso dicen, ¿no?

Mi primer avistamiento "ovni" :D

De un tiempo a esta parte, sobre todo desde que mi nenito me regaló la Canon 450D por mi cumpleaños pasado, tengo la buena (o mala, según se mire) costumbre de mirar por la ventana a la hora del atardecer, por si acaso hay una bonita puesta de sol que merezca la pena fotografiar. Ese es el motivo que me ha llevado esta tarde a estar mirando por la ventana cuando un objeto volador no identificado (al menos por mí) ha entrado en mi campo de visión. A simple vista se trataba de un pequeño punto que iba ascendiendo. La proximidad de mi casa a Barajas me ha llevado a pensar en la conclusión obvia a tal evento: que se trataría de un avión despegando. Aunque en realidad no parecía ser un avión despegando de Barajas, lo primero porque ascendía con extrema lentitud, y lo segundo es que en realidad iba aproximándose al aeropuerto, y no al revés como cabría esperar de un avión despegando de allí. Otro buen motivo creo que ha sido la falta de luces y la de brillo esperado a esa hora de la tarde. Este derroche de lógica aplastante me ha llevado a dudar de mi primera hipótesis y a buscar unos prismáticos por la casa. He tenido la suerte de encontrar los que le regaló mi padre a mi madre por su cumpleaños (parece que el post de hoy tiene que ver más con regalos que otra cosa :D), así que he ido con ellos en busca del misterioso objeto. Para mi sorpresa, se trataba de un pepino volante. Loca me llamaréis, y sin duda estaréis en lo cierto, porque desde luego no puedo echar la culpa a los psicotrópicos, dado que no tomo, a no ser que mi madre me los encubra sutilmente en las cosas que cocina (hago bien en prepararme mi propia comida, la mayoría de las veces XD). Sea como sea, lo que mis ojos han visto ha sido un objeto negro, alargado, con dos lóbulos separados entre ellos por una constricción apenas perceptible (vamos, como un pepino pseudoaplastado). Era algo similar a un globo aerostático, sin la separación que hay en ellos entre el globo propiamente dicho y la barquilla, sino que era un continuo de material negro. Si alguna vez me hubieran preguntado cómo sería una nave espacial, creo que esa es la última imagen que hubiera venido a mi cabeza, ¿extraterrestres viniendo a nuestro planeta en pepinos volantes? ¡JA! 
Después de unos segundos de observación, alrededor de medio minuto como mucho, me he vuelto a mirar algo en mi habitación y al volver a dirigir la mirada al cielo, ya no estaba. ¿Se ocultó detrás de una nube? No había ninguna en las proximidades. 
Después de un rato meditando, he llegado a la conclusión de que he visto un globo sonda meteorológico. Gracias a Google Images he conseguido corroborar mis sospechas, ya que he encontrado un objeto bastante parecido a lo que he visto yo. Aunque a diferencia de ese "ovni", este era más alargado y completamente negro hasta donde he podido observar gracias a los prismáticos, porque la verdad es que estaba lejos. Lo único que me queda por resolver es qué ha pasado con él en el escaso tiempo que he estado sin mirar. Quizás se haya pinchado y haya caido a plomo, ¿no? Todo puede suceder... Ahora bien, si mañana leo alguna noticia de avistamiento de hombrecillos verdes de ojos saltones, quizás me replantee esta hipótesis meteorológica, jeje.
Si alguien más lo ha visto y puede aportar más detalles, estaré encantada de escuchar sus testimonios... Al fin y al cabo, si muchos ven lo mismo parece que están menos locos, o eso dicen, ¿no?