domingo, junio 20, 2010

Winds of change

Creo que muy pocas veces nos damos cuenta de como vamos cambiando con el paso del tiempo. Pero no darse cuenta no significa que no pase, y así día tras día nuestras perspectivas, puntos de vista, etc se van modificando poco a poco. Y un día, cuando volvemos la vista atrás, nos parece que las cosas que antaño nos gustaron en el presente nos dejan indiferentes o las hemos (incluso) cogido manía. 

Esta nueva paranoia de temporada ha venido originada, creo, por el anuncio del concierto (gratuito, ver para creer) de Estopa en las fiestas de Torrejón. Cuando me enteré de la noticia, di un salto de alegría y me dije "genial, Estopa en concierto y encima gratis". Porque a mí me gusta Estopa, siempre me ha gustado... 
Y entonces me puse a recordar. Recuerdo bien el primer concierto de Estopa al que fui, en Mejorada del Campo, hace creo que 10 años (ahora entiendo cuando mis padres recuerdan cosas de antes y dicen eso de "cómo pasa el tiempo"). Fue sonadísimo, en la radio decían que cuando el alcalde de dicha localidad los había contratado, lo hizo como lo que eran en ese momento: un par de muchachos "wannabes" en la industria musical. Sin embargo desde el momento en que los contrataron y la fecha del concierto consiguieron hacerse con un hueco en los cuarenta principales, y casi parejo con eso, les llegó la fama. Así que el gran día del concierto, la calle (porque el concierto se celebró en una avenida de Mejorada, de cuyo nombre no quiero acordarme) estaba de bote en bote. Yo me había enterado alrededor de una hora antes del concierto y le pregunté a mi padre que si podía llevarme, a lo que sorprendentemente accedió. No recuerdo nada del trayecto, ni de cómo conseguimos encontrar el lugar del concierto (era la primera vez, y creo que última hasta la fecha, que visitaba ese pueblo). El caso es que tuve lo que algunos llamarían la suerte de mi vida, y no sólo encontré la calle, sino que además lo hice por el extremo donde estaba instalado el escenario. Mis padres me abandonaron allí y se fueron a buscar aparcamiento, mientras yo, más sola que la una, buscaba un hueco para pasar al otro lado.  Lo recuerdo como el mejor concierto de mi vida, al menos hasta la fecha, y eso que estuve sola todo el tiempo, no tenía cámara para inmortalizar el evento y apenas me sabía las canciones (por aquel entonces yo era fan acérrima de los cuarenta principales y sólo conocía las canciones que se encargaban de reproducir hasta la saciedad.

También recuerdo bien cómo, el lunes siguiente, mi madre apareció con su primer álbum pirateado, conseguido de manera al parecer fortuita, del top manta. Qué tiempos aquellos, cuando el top manta estaba en pleno apogeo e internet era una cosa reservada para los afortunados de la tarifa plana de 18-8 y los cibercafés; y mucha gente podía permitirse el lujo de vivir sin móvil... Parece mentira.

Tras aquel primer concierto vinieron otros dos, ninguno de ellos precisamente gratis, y a decir verdad bastante caros, por cierto. En ninguno de ellos fui ya con la misma "inocencia": en todos me sabía la letra y me encargué de hacer mil fotos para atestigüar el evento (¿para qué ir de concierto si no puedes demostrarlo ante tus amigos y conocidos?). Aunque ya ninguno fue lo mismo que el primero.

Además de los conciertos vinieron otros nuevos álbumes, incluso llegué a comprarme el original de uno de ellos (el Destrangis), llegando hasta el último, que me bajé por internet, casi más por tradición de "fan de Estopa" y que escuché no se si llegó a un par de veces antes de desecharlo por completo. Ya ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que escuché alguno de sus temas, ni siquiera de los del primer CD que sacaron y que supuestamente fue el que me enganchó. Creo que, aparte del más que posible hecho de haber oído el retazo de alguna canción escapada a través de la ventana del coche (probablemente un Seat) de algún "pokerillo", hace años que no pongo una canción suya.

Así que ahora me planteo si ir o no ir al concierto. Por un lado siento nostalgia de lo que un día me gustó, aunque parezca que es algo que ha vivido otra persona. También creo que me arrepentiría de no ir, vete a saber por qué. Pero por otro lado ya no me siento identificada ni con su estilo, ni mucho menos con el estilo de la gente que los escucha. Se ha convertido en música de kanis, pokerillos y sus respectivas novias, de ésas que se hacen peluqueras y llevan aros de oro que les llegan a los hombros (no quiero poner nombres propios, aunque se estile llamarlas como seguro todos imagináis). Y no quiero aguantarlos dando palmas y cantando como si estuvieran en la chabola con la cabra. Claro que también hay gente normal, aunque parece que cada vez son menos....
¡Qué dilema!

1 comentario:

Azusa dijo...

La verdad es que a mí Estopa no me han gustado nunca, no es que no los soporte, pero si puedo evitarlo no los escucho.
De todos modos, te diría que si te apetece, anímate y ve y verlos, seguro que lo pasas bien.